La Resolución Suprema Nº 228-2018-PCM ha nombrado al polítologo Fernando Tuesta como coordinador de la Comisión de Alto Nivel. La misma que estará integrada por: Paula Valeria Muñoz Chirinos, Milagros Campos Ramos, Jessica Violeta Bensa Morales y Ricardo Martin Tanaka Dongo. Al respecto, algunas reflexiones, preguntas, y sobre todo, llamados de atención. Ojo con las comillas en el título.
Vizcarra y los “expertos” de la política


No todos saben que el partido de la política se juega en tres campos: el social, el cultural y el político. En el campo social se juega la conformación o dación de forma a la sociedad y la relación entre sus varios componentes. Desde la cultura se provee de sentido a la acción y se legitiman los comportamientos. Y en el campo político se gestiona la convivencia poniendo en escena la representación de intereses, expectativas y demandas a través de las llamadas instituciones políticas.

Reformas políticas trascendentes son, por tanto, aquellas, y solo aquellas, que afectan a los tres ámbitos: la forma de organizar la sociedad y las relaciones sociales, la provisión de sentido y la representación política.

A juzgar por sus últimas decisiones -el exitoso referéndum y el nombramiento de la “Comisión de alto nivel de reforma política”-, todo parece indicar que Martín Vizcarra no mira más allá del tercer ámbito, el de la llamada institucionalidad política y sus “eventuales” ocupantes. Los otros dos ámbitos, el tipo de sociedad que deberíamos construir y los juegos de lenguaje proveedores de sentido, están incorporados en su propuesta solo como consecuencia de la consideración de la lucha contra la corrupción como eje transversal de la acción gubernamental. Estos dos espacios de la política no son, pues, objetivos directos de la reforma propuesta.

Si se mira con cuidado el referéndum, se advierte fácilmente que tres de las preguntas (financiamiento de partidos, no reelección de congresistas y bicameralidad) se refieren directamente a asuntos del campo de la política. Una de las preguntas, la relativa al sistema de justicia, podría incluirse en el campo de lo social porque contribuye a dar seguridad a las formas de convivencia, pero, también en este caso, el énfasis está puesto en impedir que la política interfiera en la administración de justicia. Sin restarle importancia ni oportunidad, lo cierto es que el referéndum vio la política fundamentalmente como representación.

Con respecto a la “Comisión de alto nivel de reforma política”, algunas anotaciones para mostrar que el presidente sigue pensando que la política se juega principalmente en la cancha de la representación. 

Los temas identificados para la propuesta de los “expertos” –reglamentación de los partidos políticos, inmunidad parlamentaria y voto preferencial- remiten todos exclusivamente al mundo de la política, en el sentido estrecho del término. 

¿Ampliarán los “expertos” el espectro? A juzgar por la biografía divulgada de dichos expertos, no parece que tengan competencias para abordar asuntos relacionados con las formas de convivencia social ni con la centralidad del mundo simbólico. Es más, pareciera que hubiesen sido elegidos precisamente por sus conocimientos de la política solo como representación.

Sin desmerecer sus competencias académicas ni la eticidad de sus trayectorias profesionales, es evidente que se trata de expertos y expertas en la política como representación (“politólogos”, se dice, para mayor nombradía) y que, además, tienen una homogeneidad de entornos profesionales y de afincamientos territoriales que no se condice con la diversidad que caracteriza a lo peruano.

Habría que decirle al presidente que la política no se juega solo en la cancha, institucionalmente marcada, de la representación. Sin efectos sociales y culturales en esa junta de diversidades en que consiste el Perú, la política solo como representación es un teatro de marionetas movidas por poderes sin rostro. 
Foto de Portada: Correo